lunes, 1 de agosto de 2022

Aburrición y desesperancia

A veces busco asilo mental. Sería como una especie de lugar donde llorar tranquila, escribir tranquila. Ese lugar, también se corresponde con personas. Porque entre cerveza y cerveza, las charlas me disparan cosas interesantes, creo yo. 

La histeria ya no me interesa, genera aburrición, sino desesperancia. La histeria termina siendo por lo menos desesperante.

Podes estar un mes, un año sin estar cerca de alguien, pero si seguís en contacto, vuelve a aparecer y a sacudirte todo.
Siempre aparece por ahí esa vieja frase de Pascal, a la que La renga le puso música: "El corazón tiene razones que la propia razón nunca entenderá."
Llamale corazón, llamale como quieras, pero hay cosas que te mueven y te mueven.

Podes elegir que una historia sea real, pero en algún momento tenes que ser practico y darte cuenta que no.

Todo pasa sigue siendo el precepto?
Si querés, todo queda atrás?
Hay cosas que cuestan más que a los 20, y cosas que pasan más rápido.
Hay cosas que uno quiere que pasen, y no pasan, otras que no querés que pasen y pasan. Por lo general, estas son las mismas. 
La realidad es que va a pasar lo que tenga que pasar. Va hasta la estación y se toma el tren.
Quiero pensar que me aburre si no me escribe. 
La posta es que quisiera mil cosas, tener todas las conversaciones del mundo, ver sus fotos, que mire las mías, ir y venir con charlas, verlo, tener mucho sexo, todo el sexo que necesitemos, que sobre, que falte, que abunde, que raspe, que arda, que duela, que sofoque, que intimide, que me abra la mente, que me llene, que me convoque y no me deje escapar. ¿Escapar de dónde? ¿De quién? ¿De qué?
De él, todo.
Todo es una palabra muy amplia. Principalmente,  de perder el control, de que mañana no exista, y el control no importe y no sirva de nada.
No podes escapar de eso. Quisieras, pero no podes, porque lo deseas, porque cada paso de más, es un paso que hace perder  el control, que te hace ya no querer escapar.

El sexo intenso, excedido, pasado de vueltas, ese sexo al límite, enloquece. Siempre a raya, ahí… a punto de desbordarse, de desquiciarse, de explotarse, y explorarse.
Momento de explorarse, de conocerse, ¿Qué te gusta? ¿Qué me gusta? ¿Qué nos gusta? Me gusta, claro. Sabemos que sí.
Sube el tono. Irreversible, irremontable, insostenible.  Rítmico, grueso, profundo. ¿Hiriente? ¿Duele? ¿Por qué duele? ¿Cómo duele?  ¿Qué haces con eso? ¿?
Sigue siendo sexo, que te gusta, que te atrae, que querés.

Me querés ver así, con todo ese descontrol. Yo también quiero verlo, quiero sentirlo, quiero serlo. Quiero que lo seas. 
No estoy en condiciones de escribir algo que no sea resignativo.
Uno fluctúa, entre la esperanza y la resignación. dos palabras que no me gustan. La resignacion implica resignación, y la esperanza... esperar. Esperar que? de quien? 
En el momento en que recibís ese mensaje, cortas con la resginación, y aparece la esperanza. Esperanza de que? ya no quiero más histeria. Estoy segura de eso, no quiero enroscarme más con tanta histeria. Enrosquemonos en la cama. Hagamos eso, porque no? Desenrosquemos en la cama los enrosques de la vida.
Yo creo que no esta bueno resignarse, pero depende que implique ese no resignarse. humillacion, más dolor. 
la resignacion termina con el dolor

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