Hay charlas que quisieramos sepultar bien profundo... y que mueran.
Otras, nos apena no haberlas grabado, quisieramos que queden guardadas para siempre.
Somos los mismos, pero diferentes. Pasaron muchos años, muchas cosas, muchas personas, abrazos, miles de charlas, distancias, acercamientos, amistad, cariño, una pelea, la peor, la que nos alejo más tiempo. Paso, y en algun momento, se fue ese enojo, y fuimos lo mismo, solo que más lejano, la misma amistad profunda, pero cada uno en su vida.
Nos adoramos, podemos hablar interminablemente y no nos cansamos.
Este chico era mi mejor amigo, y fue mi locura durante mucho tiempo.
Las charlas siempre derivan en nosotros, en lo que fue, en lo que no fue, lo que es, lo que definitivamente nunca va a ser y lo que algún día será...
Yo ya no creo en ese día, ya no soy la misma, ya no quiero que mi vida sea un "mi caramelo". Lo que no fue, o es ahora, o no será. No voy a esperar a vivir cosas.
Lo que es, es una relación de amigos entrañables, de dos personas que se respetan y se adoran. Sabemos que solo entre nosotros podemos hablar lo que hablamos y todo sigue igual. Sabemos que podemos acostarnos en la misma cama y no tocarnos un pelo, y reírnos, y morirnos de ganas, pero NO! Plantarnos inamoviblemente en lo que pensamos. Yo no quería sexo vacío, y el no quería sexo sentimental, sexo de amigos, que si... lo hay.
Y la excusa fue la de siempre, "somos amigos, blablablablabla", y tal vez sea así. Tal vez esto solo funciona a base de amistad y histeriqueo que nunca llega a más que eso.
Histeriqueo: situación, momento, cosa, palabra o lo que sea, pero sabemos que me encanta. Aunque luego quiera morir.
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